JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO.
ÚLTIMO DOMINGO DEL T. O.
24 NOVIEMBRE 2013
El filósofo alemán Nietzsche
escribió: «Al oír los domingos el repicar de las campanas preguntamos: ¿pero es
posible? ¡Todo esto por un judío crucificado hace cerca de dos mil años, que
afirmó ser Hijo de Dios!».
Pues sí, es posible; y no
sólo posible. Es una realidad. Es que repican las campanas todos los domingos
desde hace casi dos mil años porque ese judío crucificado ha resucitado y su
resurrección es la garantía de que la vida triunfa sobre la muerte
Nosotros a los famosos los
convertimos en ídolos, en dioses; sea un deportista, sea un artista de cine, un
cantante o un líder político. En las gradas del Nou Camp vi esta pancarta
referente a un jugador del Barca: «Ronaldiño es dios». Y hay muchos jóvenes que
empapelan sus habitaciones con imágenes de estos dioses, pero estos no nos
llevan a ninguna parte.
Es verdad que estos dioses a
veces nos dan ilusiones, pero otras veces nos dan grandes desengaños. Además,
dentro de unos años, prácticamente nadie hablará de ellos. En la antigüedad,
también en Roma a los emperadores les llamaban dioses; sin embargo hoy se habla
más de Roma porque allí está el Papa, sucesor de san Pedro, un sencillo
pescador, que por sus emperadores.
Cristo es el verdadero Dios
que no pasa. Es el de ayer, el de hoy y el de mañana. Está siempre al orden del
día. Es el personaje más importante en toda la historia de la humanidad. Es el
único capaz de llenar de veras los deseos más profundos de nuestro corazón. Es
el hombre ideal, el hombre perfecto a quien debemos imitar.
La bondad de una persona
atrae siempre. Y Cristo pasó por el mundo haciendo el bien.;,.Tenía preferencia
por los pobres, los niños, los enfermos, los tristes y los pecadores. Por Él
las gentes se olvidaban hasta de comer y de dormir.
Nada ni nadie pudo impedirle
amar a los hombres, incluso a sus enemigos. Por eso en la cruz, clavado de pies
y manos, pedía perdón para sus verdugos y los disculpaba.
Siempre es de admirar el que,
naciendo de una familia humilde, llega honradamente a los más altos puestos. En
Colombia, Marco Fidel Suárez, hijo de una lavandera, llegó por sus propios
esfuerzos, a ser presidente. Lincoln, un leñador, fue presidente de los Estados
Unidos.
Pues bien, Jesús nació de una
familia humilde, muy pobre, tan pobre que se vio obligado a nacer en un pesebre,
en una cueva, pero hoy, veinte siglos después, en aquella cueva se lee: «Aquí
nació de la Virgen María
Jesucristo...». Y a esa cueva van peregrinos de todas las partes del mundo.
El cumpleaños de Cristo se
celebra cada año con solemnidad en el mundo entero, hasta por los no creyentes.
Y el día de su muerte sigue siendo de luto para la Humanidad , como el día
de su Resurrección es celebrado por miles de millones de cristianos.
De nadie se ha hablado tanto
y se han escrito tantos libros como de Jesús. No es extraño, pues, que la
historia de la Humanidad
se divida en dos partes: antes de Cristo y después de Cristo.
Un día Pilato le preguntó a
Jesús si era el Rey de los judíos. Jesús le contestó que su reino no era de
este mundo. Es como si le dijera que Él no era rey como los de este mundo. Él
había venido a inaugurar el reino de la verdad, de la justicia y del amor, un
reino donde la muerte sería vencida.
Sobre su cruz, como por
burla, escribieron este letrero: “Este es el Rey de los judíos”. Y como por
burla, sobre su cabeza, tejieron una corona de espinas. Pero sus enemigos no
pudieron con Él.
Jesús
no es un muerto. Está vivo para siempre.
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