Calvary, de John Michael McDonagh
El irlandés John McDonagh nos cuenta la historia del padre James (Brendan Gleeson), un viudo sacerdote católico de un pueblo costero. Un día recibe en el confesionario a un penitente que relata cómo fue sistemáticamente violado por un sacerdote pederasta durante su infancia. Ahora, tras una existencia traumática, ha decidido vengarse. Y el bueno del padre James va a ser la víctima expiatoria: al cabo de una semana va a ser asesinado. Sabe que la amenaza viene de un parroquiano, pero por la voz no tiene certeza absoluta de quién se trata. Como en una especie de Cluedo, vamos conociendo los personajes y su respectiva relación con el sacerdote: un viejo escritor, un científico cínico, un ocioso multimillonario y un carnicero cuya esposa está teniendo una aventura con un inmigrante africano. El padre James brega con todos, a todos trata de ayudar, y a menudo solo recibe incomprensiones. Una película muy valiosa que indaga con gran realismo en la poliédrica naturaleza del mal, también en el perdón, exalta el sacerdocio y muestra una fe que no es abstracta, sino que se implica en las tortuosas peripecias de la condición humana.
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