lunes, 13 de febrero de 2017

CINE PARA CREER






MANCHESTER FRENTE AL MAR


Seis nominaciones a los Óscar preceden a este filme que se estrenó en España en la reciente Gala del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC). Lee Chandler (interpretado por Casey Affleck) es un fontanero que arrastra un pasado lleno de tragedias y dolor. Un día se encuentra ante el reto de tener que asumir una responsabilidad que le supera: hacerse cargo de su sobrino de 16 años tras el fallecimiento de su hermano. Eso le obligará a enfrentarse a su terrible pasado y al pueblo en el que nació y creció.
Kenneth Lonnergan se consagra como un buen retratista de la fragilidad humana, tanto como escritor de guiones como director. Recordemos los guiones de Gangs of New York, Puedes contar conmigo, Una terapia peligrosa…), o su anterior largometraje como realizador, Margaret, en el que abordaba también un drama familiar intergeneracional. También en aquella se notaban los acentos melodramáticos del director, ciertos subrayados de la puesta en escena, y algunos énfasis innecesarios, así como su excesivo metraje.
Manchester frente al mar es una historia de redención, pero muy diferente de aquellas luminosas, positivas, en las que un final muy emotivo sana las heridas y reconstruye a los personajes. Aquí la sanación es menos peliculera, probablemente más realista, y en ella los cambios son más sutiles, más imperfectos, más incompletos, pero ciertamente verdaderos. La condición de católico del personaje, no siendo un factor desdeñable, tampoco actúa con la potencia suficiente como para que él sea capaz de perdonarse a sí mismo sus propios errores y mirarse con un poco más amor.
La película logra cautivar por su autenticidad, aunque el personaje de Casey Affleck se mueve en la frontera del exceso dramático. La construcción de su personaje está demasiado determinado unidimensionalmente y su arco de transformación es poco evidente. Siendo mejor actor que su hermano Ben, también corre el riesgo de limitarse en registros muy determinados. A pesar de todo, la película funciona, conmueve, interesa, aunque se sienta en el alma como un inolvidable retortijón emocional.

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