3º DOMINGO DE PASCUA
14 ABRIL 2013
(Hch. 5,27b-32.40b-41)
(Jn. 21,1-19)
En este 3º domingo de Pascua, el
Evangelio nos cuenta la tercera aparición de Jesús resucitado a los discípulos.
Y nos sitúa en el mar de Galilea. Aquí es donde Jesús, tres años antes, llamó a
Pedro para que fuese pescador de hombres. Y también a su hermano Andrés, y a
Santiago y a Juan. Aquí es donde Jesús invitó a Pedro a salir a pescar y echar
las redes mar adentro, después de toda la noche sin haber pescado nada. Aquí es
donde sacaron tal cantidad de peces, que Pedro cayó rendido y arrepentido por
la desconfianza a los pies de Jesús. Aquí es …. donde empezó todo.
Y puede parecer que es donde todo
va a terminar, porque Pedro y los discípulos han vuelto a la vida cotidiana de
pescadores, decepcionados por el aparente fracaso de Jesús, muerto en la cruz. Vuelven
a pescar y “aquella noche no cogieron nada”. Están desesperados y sin rumbo,
todo les sale mal. Pero Jesús no les deja y se vuelven a aparecer ante ellos,
aunque de entrada no le reconocen.
Jesús les hace una pregunta: “muchachos, ¿tenéis pescado?”. Ante la negativa parece que vuelven a sentirse fracasados. Pero
Jesús vuelve a decir lo mismo que hace tres años: “echad la red”. Y de nuevo se
produce el milagro: “no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces”.
Acaban de reconocer sus palabras, son
las mismas con las que se convirtieron en Apóstoles. Es el Señor.
Cuando todos llegan a la orilla
Jesús ya les ha preparado un plato caliente, tienen el almuerzo a punto, la
mesa puesta. Falta que ellos pongan su ofrenda, de su trabajo, de lo que han pescado
gracias a Jesús, que lo multiplica todo. Y Jesús toma el pan y se lo da, y lo
mismo con el pescado. Los encuentros con el resucitado siempre tienen una
referencia a la Eucaristía. Ahora
todo tiene sentido y deben de anunciarlo a todo el mundo.
Y Pedro y Juan se plantan en el
Sanedrín, delante del Sumo Sacerdote, que les ha prohibido hablar de Jesús y le
dirán: “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Y con la paz que da
encontrarse con el resucitado, saldrán de allí “contentos de haber merecido
aquel ultraje por el nombre de Jesús”. Los Apóstoles no eran masoquistas, pero
sí personas enamoradas, y el AMOR LO SUFRE TODO CON FELICIDAD. El anuncio del
Evangelio puede acarrear persecución por parte de los poderosos de este mundo
pero, “hay que obedecer a Dios ante que a los hombres”. (Ver entrada película
CRISTIADA).
Nosotros también somos testigos
del resucitado cada vez que venimos a la Eucaristía. Y
también en cada persona, en cada hermano, especialmente en los más pobres y en
cada situación de la vida cotidiana. Porque Jesús está vivo y camina con
nosotros.
Hoy también Jesús nos ha
preparado el almuerzo, como todos los domingos. Nos sienta a la mesa y nos pide
“de lo que hemos pescado”, de nuestro trabajo de la semana, para que lo
presentemos en la mesa, para que Él lo multiplique para el bien de toda la
humanidad. Nosotros tenemos que ayudar en el proyecto de que a nadie le falte
de nada, que todos tengan lo necesario para vivir. Jesús nos invita a esta mesa
para que en todas las mesas haya pan y esté Él presente, RESUCITADO.
"TE ENSALZARÉ, SEÑOR, PORQUE ME HAS LIBRADO Y NO HAS DEJADO QUE MIS ENEMIGOS SE RÍAN DE MÍ" (Sal. 29).
"TE ENSALZARÉ, SEÑOR, PORQUE ME HAS LIBRADO Y NO HAS DEJADO QUE MIS ENEMIGOS SE RÍAN DE MÍ" (Sal. 29).
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