JUAN FISHER Y TOMÁS MORO
MÁRTIRES
(1478-1534 Y 1456-1534)
22 JUNIO
22 JUNIO
Llevaron los dos una vida muy distinta. Juan era obispo de
Rochester, y Tomás, canciller del Estado. Uno era sacerdote, el otro estaba
casado. Pero los dos se juntaron en el cadalso de la muerte, cuando aquel
“animal” que se llamaba Enrique VIII de Inglaterra se los cargó a ambos
cortándoles el cuello.
Juan había sido preceptor del rey, confesor de su madre Margarita,
canciller de la
Universidad de Cambridge, famoso por su santidad, sabiduría y
doctrina. Cuando Lutero publicó la “Cautividad de Babilonia”, Juan le contestó
con su libro “Defensa de los siete sacramentos”. Y por eso lo metieron en la
cárcel. El papa le hizo cardenal, pero el rey contestó que “ya podía mandar
todos los capelos que quisiese, porque no le iban a quedar cabezas donde
ponerlos”. Con un hacha le cortaron la cabeza.
Tomás era un hombre de Estado. Cuando el rey empezó a amañar su
matrimonio con Ana Bolena, Tomás empezó a vislumbrar que le iban a ir mal las
cosas. Enrique VIII mandó jurar la conformidad con su nuevo proyecto. Pero
Tomás Moro se negó a hacerlo. Entró preso en la Torre de Londres, y desde su
ventana vio a Juan camino del martirio. A los pocos días le tocó a él. Al pie
del cadalso se detuvo unos instantes para orar, subió la escalerilla, le dio
una moneda de oro al verdugo y le presentó el cuello. Os recomiendo que veáis
la película de su vida “Un hombre para la eternidad”.
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