miércoles, 28 de agosto de 2013

LA PALABRA DE DIOS


DOMINGO XXII TIEMPO ORDINARIO
1 SEPTIEMBRE 2013
 ECLESIÁSTICO 3, 17-18.20.28-29
SAN LUCAS 14, 1.7-14


El aviso es para toda la Iglesia, y para cada cristiano. Jesús no está enseñando normas de urbanidad, sino una actitud humana y cristiana que para él es básica: la humildad delante de Dios y de los demás. Una actitud que podría parecer totalmente contraria a la conducta que prevalece en este mundo, que parece una feria de vanidades ...
Cuando todos queremos parecer más guapos, más listos, más modernos, más actuales, más, más y más...
tú nos invitas a buscar lo menos, tú valoras lo menor...
En medio de la competitividad en la que vivimos, en la que se nos invita a ser triunfadores, aunque sólo unos pocos consigan serlo, tú nos empujas a ayudarnos unos a otros, a levantarnos y a hacer a los demás sentirse mejor...

Hace algunos años, en las Olimpiadas Especiales de Seattle, nueve participantes, todos con deficiencias mentales o físicas, se alinearon para correr una carrera de 100 metros lisos. Al sonar la señal, todos salieron, no exactamente a toda velocidad, pero con la voluntad de dar lo mejor de sí, terminar la carrera y ganar. Todos, con la excepción de un muchacho que tropezó, cayó al piso y comenzó a llorar. Los otros ocho escucharon el llanto. Disminuyeron el paso y miraron hacia atrás. Entonces, todos ellos se detuvieron y dieron la vuelta. Una de las muchachas, con Síndrome de Down, se agachó, le dió un beso al muchacho y le dijo: "ESO TE VA A CURAR”.

Y todos los nueve competidores se tomaron de las manos y caminaron juntos hasta la meta. El estadio entero se puso de pie y los aplausos duraron varios minutos. Y las personas que estaban allí continúan repitiendo esa historia hasta hoy.

¿Por qué?
 Porque dentro de nosotros sabemos una cosa: Lo importante en esta vida va más allá de ganar nosotros mismos. Lo importante en esta vida es ayudar a ganar a otros.
Tal vez los atletas eran "deficientes" mentales. Pero con seguridad no eran deficientes en sensibilidad. ¿Por qué?  Porque, allá en el fondo, todos sabemos que lo que importa en esta vida es más que ser un ganador solitario. 

Lo que importa en esta vida es ayudar a los otros a vencer,  aunque esto signifique disminuir el paso y caminar más despacio junto a los demás o cambiar de rumbo.

 En este mundo loco que hemos inventado, en el que muchos son los perdedores y unos pocos ganan todas las carreras estéticas, intelectuales, laborales y económicas, tú, Señor, quieres despertar nuestros corazones para que escuchemos al pobre, al caído, al necesitado, al fracasado y al que sufre...
En todo momento, tú, cambias los valores, lo bajo lo conviertes en alto, engrandeces lo pequeño, al último le pones el primero y al primero el último. Seguirte a ti, Señor, es vivir al revés, es ser distinto, es aprender sencillez y humildad...

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