miércoles, 27 de noviembre de 2013

LA PALABRA DE DIOS


1º DOMINGO DE ADVIENTO
1 DICIEMBRE 2013
MATEO 24, 37-44


¡Despertad! ¡Levantaos! ¡Estad preparados! ¡Poneos en marcha! Llega el Adviento y el Señor, con su Palabra, nos da un golpe encima de la mesa, porque lo que vamos a vivir es importante, ha de serlo para nosotros, como cristianos, y también para los que están a nuestro alrededor: es la venida del Señor, el nacimiento de Jesús, la presencia de Dios-entre-nosotros. ¡”Pertrechémonos con las armas de la luz! ¡Conduzcámonos como en pleno día! ¡Vestíos del Señor Jesucristo!”.
 Jesús nos propone la actitud para este tiempo: “estad en vela, estad preparados”, atentos, dispuestos para actuar. Que el nacimiento de Jesús no nos pille dormidos, sino despiertos, es decir, atentos, vigilantes, preocupados, pendientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, de lo que les pasa a las personas que viven a nuestro lado, para poder actuar en consecuencia y que nuestra manera de vivir responda a lo que el evangelio nos pide para el momento actual. De lo contrario, viviremos una Navidad insípida, monótona, caeremos en la relajación, la dejadez y la tibieza. Y todas esas situaciones que hemos descrito al principio seguirán siendo desesperanzadoras. Y los cristianos dejaremos de ser “luz” y pasaremos a ser “del montón”.
Si algo necesitamos en este tiempo histórico es un poco de esperanza. Es lo que, la Iglesia, podemos y debemos ofrecer. Y, esa esperanza, no de bajo precio. Mucho menos se consigue o se alcanza en los escaparates que nos rodean. Nuestra esperanza tiene un nombre y un centro: Jesús. El ADVIENTO nos incita a la espera. A levantar el ánimo y la cabeza. En definitiva, el Adviento, nos recuerda que –aun teniendo los pies en la tierra- hemos de prepararnos a la venida del Señor que viene del cielo.

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