DOMINGO VI TIEMPO ORDINARIO
San Mateo 5, 17-37
16 FEBRERO 2014
Elige la vida
Érase
una vez un escultor a quien un obispo le había encargado una estatua para la
catedral. Cuando llegó el día de entregarla, el escultor se sentía mal, no
estaba satisfecho de su trabajo y no le gustaba su estatua.
Llamó
a su ayudante para que le ayudara a transportarla y le dijo: que ya tenía ganas de
quitarme de encima este muerto.
Su
ayudante de mal humor miró para otro lado. Entonces el escultor recordó las
veces que le había maltratado e insultado durante el trabajo. Éste le pidió
perdón y el viaje hasta la catedral se hizo más agradable.
En
el camino se encontró con su mujer que le miró con desprecio y no quería viajar
con ellos. Pero el escultor, con humildad, le pidió perdón y ella con una
sonrisa se lo dio y se sentó junto a su marido.
Más
adelante se encontró con el cantero que le había vendido la piedra para hacer
la estatua. El cantero le miró con ira porque no le había pagado a pesar de sus
promesas. El
escultor se disculpó una vez más y pagó su deuda y viajó con ellos a la
catedral.
Cuando
llegaron a la catedral, la mujer del escultor invitó al obispo para que viera
la estatua mientras el escultor, su ayudante y el cantero la descargaban.
Cuando
la descubrieron todos se maravillaron de su extraordinaria belleza.
El
más sorprendido fue el escultor y es que cada vez que pedía perdón y se
reconciliaba la estatua se hacía más hermosa.
El
autor de la primera lectura, Ben Sirach, te dice que Dios te ha dado un poder
fascinante: el poder de elegir.
"Si
quieres puedes guardar los mandamientos; actuar con fidelidad es cuestión de tu
propia elección".
No
podemos culpar a Dios de nuestras malas decisiones, de los pecados que
cometemos. "Ante ti pongo la vida y la muerte, lo que elijas te será
dado".
"Elije
la vida" no significa elige 80, 90 o 100 años; no significa elije el lujo,
la pereza, el no hacer nada, el dinero, la irresponsabilidad…"Elige la
vida" significa: amar a Dios, obedecer a Dios, caminar con Dios, elegir a
Dios.
Elegir
la muerte no significa un ataque de corazón, un accidente o una bala perdida.
Elegir
la muerte significa elegir la idolatría en sus mil formas, adorar las
criaturas.
Si
eliges la vida, Dios te la dará, Dios te dará la conversión del corazón para
que puedas vivir la ley del amor.
Jesús,
en el evangelio, pone sangre y carne al hueso de la realidad.
En
las diez palabras, los diez mandamientos, se dice: no matarás, no cometerás
adulterio, no dirás falso testimonio…
"Han
oído que se dijo a los antiguos: no matarás…pero yo os digo…
Jesús
habla a la profundidad de nuestra vida, a lo que nadie ve, a nuestro interior.
La superficie la vemos todos. La suciedad de nuestras calles la vemos todos…
Lo
que no vemos es el corazón de las personas, las razones por las que muchos
hermanos eligen la muerte, eligen su destrucción y se despreocupan de todo.
Jesús
habla de lo que no vemos, habla del interior. No habla del asesinato que todos
vemos, habla de esa emoción anterior al asesinato, habla de la ira, quiere
entrar en nosotros y cortar de raíz la actividad inmoral, liberarnos del pecado
interior para eliminar el pecado exterior.
"Se
dijo a los antiguos: no cometerás adulterio, pero yo os digo…".
¿Quién
ha dicho semejante tontería?
El
deseo desordenado, en cualquier contexto de la vida, no es cristiano.
Jesús
intenta decirnos qué es ser cristiano y cómo se comporta un cristiano.
Con
su ayuda podemos hacer algo más que evitar el pecado, podemos luchar por ser
otros Cristos, podemos vivir el evangelio.
Nosotros
no somos personas ordinarias. Somos personas iluminadas por Cristo y siempre
fortalecidas con su gracia.
Si
eliges la vida, eliges a Cristo. La Vida con mayúscula. Disfrútala.
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