martes, 10 de marzo de 2015

LA PALABRA DE DIOS



Resultado de imagen de EL GRANO DE TRIGO




V DOMINGO DE CUARESMA
22 MARZO 2015





+ Lectura del santo Evangelio según San Juan
En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos gentiles; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: – Señor, quisiéramos ver a Jesús.
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó: – Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.
Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.
Entonces vino una voz del cielo: – Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: – Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacía mí.
Esto decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

Me encuentro más de una vez con personas cansadas de discursos eclesiásticos, sermones rutinarios y palabras vacías. Quisieran encontrar algo más vivo y auténtico. Me lo decía hace unos días un joven: “Callaos, dejaos de rollos y ayudadme a encontrar a Dios”. Sus palabras me recordaban las de San Juan de la Cruz. Las cito de memoria: “No quieras enviarme ya más mensajero, que no saben decirme lo que quiero”. He pensado de nuevo en ello al leer en el texto evangélico el deseo de aquellos gentiles que se acercan a Felipe con este deseo: “Quisiéramos ver a Jesús”. A quienes están cansados de “oír a los curas” les invito a hacer una experiencia diferente. Consiste en leer despacio el Evangelio fijándose bien en qué dice y qué hace Jesús. De esta manera podrán descubrir por sí mismos a Jesucristo, la persona que ha despertado más esperanza y ha generado más amor y solidaridad que nadie en toda la historia de la humanidad. Mucha gente no tiene claro quién fue Jesús y por qué ha tenido tanta influencia en la historia. Se preguntan por qué es tan diferente de otros personajes y qué puede aportarnos en nuestros días. A mi juicio, el mejor camino para sintonizar con él es acercarse personalmente a los evangelios y conocer directamente el relato de los evangelistas. Jesús no deja a nadie indiferente. Sus palabras penetrantes, sus gestos imprevisibles, su vitalidad y amor a la vida, su confianza total en el Padre, su manera de defender a los desgraciados, su libertad frente a todo poder, su lucha contra la mentira y los abusos, su comprensión hacia los pecadores, su cercanía al sufrimiento humano, su acogida a los despreciados, su interés por hacer más digna y dichosa la vida de todos… nos ponen ante la persona más excepcional que jamás haya existido y suscita un interrogante: ¿qué misterio se encierra en este hombre? Quien se acerca directamente a Jesucristo y sintoniza con él descubre todo lo que él puede aportarnos para encontrar un sentido acertado a nuestra vida, para vivir con dignidad y sensatez, y para caminar día a día movidos por una esperanza indestructible. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario