lunes, 30 de noviembre de 2015

LA PALABRA DE DIOS








3º DOMINGO DE ADVIENTO
12 DICIEMBRE 2015



+ Lectura del Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué hacemos?» El contestó: «El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo». Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué hacemos nosotros?» El les contestó: «No exijáis más de lo establecido». Unos militares le preguntaron: «¿Qué hacemos nosotros?» El les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga». El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga». Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba la Buena Noticia.
La vida es insoportable, le decía un emigrante a su párroco. Estamos viviendo nueve personas en un cuarto. ¿Qué debo hacer?
El párroco le contestó: meta la cabra también con ustedes en el cuarto.
Eso no puede ser.
Haga lo que le digo y venga a verme al final de la semana.
El emigrante regresó el día indicado y dijo: No podemos aguantar. La cabra es sucia y el olor es insoportable.
Vaya a casa. Saque la cabra y vuelva a verme al final de la semana.
Cuando regresó, nuestro emigrante estaba radiante. La vida ahora es hermosa. No hay cabra. Sólo nosotros nueve. ¡Qué felicidad!
La cabra le ayudó a aquel hombre y a su familia a hacer memoria de las bendiciones recibidas. Una pequeña dosis de sufrimiento nos ayuda a estar en nuestro sitio, a ser humildes y agradecidos.
Hoy, hemos prendido la tercera vela. Esperanza, paz y alegría.
“Grita de gozo, oh hija de Sión”. “Alégrense en el Señor en todo tiempo.”
Cuando os pregunto a vosotros: ¿cómo estáis?
Muchos respondéis: con achaques mil, pero vivo,
…sin blanca, pero vivo,
…con deudas, pero vivo…

Es fantástico estar vivo: respirar, tener una esposa e hijos, tener una casa en la playa…y tener una iglesia en ____.
Pero aquí venimos a celebrar otra manera de estar vivos, vivos en el Señor.
Pero aquí venimos a recuperar otra alegría: la alegría en el Señor.
Pero aquí venimos a sanar otras enfermedades: las del corazón.
Y a heredar la vida eterna con el Señor.
Aquí venimos a preguntar a Juan Bautista:
¿Y nosotros qué debemos hacer?
La respuesta de Juan es sencilla, nada de grandes discursos abstractos, y hace referencia a la vida de cada día, al trabajo de cada día, a las relaciones de cada día.
“Él que tenga dos capas dé una al que no tiene. No cobréis más de lo debido. No abuséis de la gente. No hagáis denuncias falsas”.
¿Qué debemos hacer nosotros? Esta pregunta no se refiere al pasado, sino al futuro.
Nuestro pasado está ahí con nosotros. La lista de cosas que hemos hecho es larguísima. Tú conoces tu lista. Tú llevas tus cicatrices.
En tu lista hay una esposa engañada, un matrimonio roto, un fraude, un brujo visitado…
La gran tentación nuestra es la de mirar al pasado, sentir su peso, vivir encadenado.
¿Qué debemos hacer hoy?
Juan les respondía para vivir el presente y el futuro.
A nosotros también nos responde hoy. Nos invita a mirar hacia delante, a romper con el pasado, a sacudirnos el peso muerto de nuestra vida muerta.
¿Qué debemos hacer hoy?
Mirar al futuro. No hacer sufrir a nadie. No escandalizar ni maldecir a nadie. No deber nada a nadie.
¿Qué debemos hacer hoy?
Estamos aquí porque queremos ser cambiados, porque queremos revestirnos con el amor de Dios, porque queremos transformar nuestras cicatrices, porque queremos nacer de nuevo.
Debemos hacer justicia.
Debemos amar más para sufrir menos.
Debemos dejarnos rebautizar por el Espíritu de Jesús.
Debemos quemar nuestro pasado en el fuego purificador del bautismo en el Espíritu.
Debemos acoger a Jesús en nuestro corazón y él nos dará el valor de abrirnos a los demás y hacer las obras del amor.
El pasado con su haraganería es la paja que el Señor quiere quemar en su era y el trigo, es el hoy, es el deseo sincero de conversión. El pasado es la cabra que hiede y que hay que despachar porque hace la vida insoportable. El hoy es “la vida es hermosa”, porque nos amamos, porque Jesús está presente, y Él hace el milagro de unas relaciones justas, amables, fraternas. No cabra. Sólo nosotros y el Espíritu de Jesús.
¿Qué debemos hacer hoy?
No podemos negar nuestros pecados. Pero Dios los puede cancelar.
No podemos ocultar las heridas que nos han hecho los esposos, los hijos…pero, con la ayuda de Dios, podemos vivir con ellas y abrirnos a los hermanos.
Hoy, debemos hacer obras buenas, obras de amor, salir de nuestro encierro y mirar al Señor que viene, salir y encontrar al Mesías en los hermanos.


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