lunes, 15 de febrero de 2016

LA PALABRA DE DIOS


3º DOMINGO DE CUARESMA
28 FEBRERO 2016

+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas
En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: -¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador: -Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
Pero el viñador contestó: -Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortará.


En la construcción de la vivienda material es fácil percibir las consecuencias de cumplir o no, o cumplir mal, con la propia tarea. No ocurre lo mismo con respecto a la nueva ciudad, el Reino en plenitud. Toda vida es importante. Toda persona, puesta en las manos de Dios y dócil al Espíritu, puede hacer verdaderos milagros. Que a nadie se le ocurra decir: Yo ¿qué puedo hacer? Tengo tan pocas cualidades, mi vida tiene tan poca influencia… No puedo hacer otra cosa que las tareas de casa… Todas las personas y colectivos tenemos la posibilidad de realizar la misión más grande, la misión que nos hace semejantes a Dios, sus hijos; es la misión de amar y servir a los hermanos, aunque sea a través de pequeños gestos. Esto es lo más importante que puede hacer el ser humano. Y lo puede hacer hasta un tetrapléjico. Si el ascua de una sola persona, por más humilde y sencilla que sea, es capaz de prender una hoguera gigantesca, ¡cuánto más un montón de ascuas que es la familia o un grupo cristiano! Recordemos aquellas comunidades paulinas compuestas por gente que procedían de los bajos fondos… Incontables millones de cristianos somos los herederos de su fe. Tenemos dormidas dentro de nosotros unas posibilidades insospechadas. Pienso que nos ha de ayudar a sospechar de nosotros, de nuestras infidelidades (a mí, al menos, me ayudan) el conocer la contrición de muchas personas de vida llena. Me llena de confusión saber de Vicente de Paúl cómo en el lecho de muerte se lamentaba de no haber hecho más. “Has creado centros para ayudar a los pobres, le replica uno de los que le acompañan, has fundado congregaciones, has reformado al clero de Francia, te has prodigado sin reservarte nada para ti. ¿Qué querías, entonces, haber hecho?”. Él contesta: “Más, Señor; quería haber hecho más…”. Nos contaba un jesuita amigo que el padre Arrupe en los últimos años de su vida repetía contrito: “No he hecho nada, no he hecho nada…”. Hace apenas unos días he escuchado a varios seglares amigos, cuya vida es pura entrega: “¡Cuánto hemos recibido de Dios y qué poco hacemos!”. En la parábola, el dueño de la higuera quiere arrancarla de inmediato porque no da fruto; a lo más que accede ante los ruegos del encargado es a darle un plazo. Esto no ocurre jamás con Dios. Él no se venga nunca. Pero debe aterrorizarnos el pensamiento de que “lo que yo no hiciere quedará eternamente sin hacer”, habrá un agujero eterno en la historia de la salvación. Por lo demás, en la parábola se nos da a entender que la dejadez, el abandono, la falta de preocupación por ser fieles a la misión encomendada, el negarse a dar fruto… puede llevarnos a una inimaginable mediocridad, a una vejez rastrera, amargada y amargadora, a una vida inútil. 

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