miércoles, 7 de mayo de 2014

LA PALABRA DE DIOS



DOMINGO V DE PASCUA
18 MAYO 2014
San Juan 14, 1-12


El evangelista S. Juan ha sabido resumir en términos inolvidables lo que Jesús significaba para las primeras comunidades creyentes: “YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA”.

Los hebreos del desierto, sabían muy bien que uno puede seguir mil caminos diferentes por las áridas tierras del Arabá y dejarse atraer por mil rastros distintos. Pero, si no acierta con el camino verdadero, puede darse por hombre muerto.
Los griegos que escuchaban en sus plazas a los filósofos, oían hablar de verdades muy diferentes a cada uno de ellos. Pero ¿dónde encontrar la verdad? ¿quién puede ayudar a descubrirla?
Los hombres de todos los tiempos queremos vivir. Vivir más, vivir mejor. Pero, vivir ¿qué?, vivir ¿para qué?.
¿Qué es vivir la vida? ¿Qué hay que hacer para acertar a vivir?
Preguntas tremendamente elementales y sencillas a las que no es tan fácil responder.
Y, sin embargo, el Evangelio nos dice que Jesús es el CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.
Los caminos que se ofrecen al hombre para conseguir la meta de su plenitud y de su felicidad, son incontables.
Los políticos, los científicos, los filósofos, los teólogos de todos los tiempos, se esfuerzan por convencer de la bondad de sus caminos. Pero Jesús va más allá. No dice: éste es el camino, sino “Yo soy el camino... Nadie va a Dios sino por mí”.

Cristo es el camino...Descartamos, por tanto, otros caminos tortuosos que conducen a la muerte. No al camino del PODER, que esclaviza. No al camino del PLACER, que embota. No al camino del CONSUMO, que cosifíca. No a los caminos de los hombres que no conducen a ninguna parte. El camino no está en la política, ni en la economía ni en las armas, ni en la ciencia, ni en la diversión... El camino está en un hombre: JESÚS DE Nazaret.
Cristo, camino, es decir, la no violencia, la humildad, el perdón, el compartir, el servir, el amor. Todo esto fue encarnado por Jesús, que se convirtió en puerta de acceso a Dios.
Cristo, camino, visible también en el pobre, en el enfermo, en el pequeño, en todo el que sufre. Cristo encarnado en todo hombre. Por eso podemos concluir, que el camino para llegar a Dios pasa por el hombre. No es necesario ir a los santuarios, a Tierra Santa, o al desierto o a la montaña. El camino está más cerca de Ti, está en el hermano, y está incluso dentro de ti mismo. El camino es Cristo; el camino es el hombre; el camino es el pobre. Acércate a cualquier pobre y caminarás derecho hacia Dios.


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