DOMINGO III TIEMPO ORDINARIO
1 DE FEBRERO 2015
+ Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía:
– «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo:
– «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros
y se marcharon con él.
En esta celebración de hoy estamos recordando cómo Jesús empezó a reunir a sus Primeros Discípulos. Jesús, no quiere ser el predicador que lo hace todo y lleva una vida solitaria; quiere, por el contrario vivir en un grupo de amigos y compartir con ellos su vida, sus enseñanzas, sus penas y alegrías. Por eso, va llamando a personas sencillas. Busca sus amigos entre los trabajadores, los pescadores y la gente del pueblo. No fue precisamente al Templo a buscar a los sacerdotes, ni a la Sinagoga a buscar a los rabinos y predicadores para que le ayudaran en su tarea. Busca personas sencillas. Son las que Él quiere tener a su lado. Son las que le sirven para llevar al mundo su Mensaje, su Ejemplo y sus Enseñanzas. Así trata de confundir al mundo. Pero vamos a dejar a un lado a los Primeros Discípulos y vamos a meternos en nuestras vidas. Cristo sigue buscando amigos y colaboradores. Tradicionalmente hemos sido los sacerdotes, y sólo nosotros, los que nos hemos llamado los colaboradores de Jesús, y los que nos hemos encargado de predicar sus Enseñanzas. Hoy, sin embargo, está cambiando esta forma de pensar y tenemos que reconocer que Jesús nos llama a todos para colaborar en su Misión. Lo que pasa es que a muchos les da miedo decir que sí a Jesús, decidirse a seguirle, porque la tarea es dura. Nos da miedo comprometernos con Jesús, responder a su llamada, porque nos damos cuenta de que eso nos lleva a cambiar nuestra vida y nuestras costumbres. Así les ocurrió a los Apóstoles. Lo dejaron todo y le siguieron. Pero Jesús no llama a todos para ser predicadores, o para ser sacerdotes. A cada uno nos llama de distinta forma. Nos llama para ser sus colaboradores en el ambiente en el que nos movemos, o hasta donde nos queramos comprometer. En la vida de la Iglesia hay muchas tareas que se pueden realizar, muchas cosas en las que se puede colaborar, siguiendo la vida que llevamos; no es necesario cambiar mucho, es necesario tener buena voluntad y colaborar; escuchar la llamada de Jesús y tratar de seguirle. Lo primero a lo que nos llama a todos es, a ser cumplidores de nuestro deber: A seguirle siendo unos buenos esposos, o unos buenos padres, o buenos hijos o buenos vecinos y compañeros. Lo primero a lo que nos llama Jesús es a este cumplimiento del deber de cada día en el puesto que ocupamos en la sociedad. Además, también podemos colaborar en las Parroquias o en los Centros y Asociaciones de Ayuda Social. Hay muchas tareas en las que podemos colaborar para ayudar a los demás, aunque la pereza nos aparta e ellas. En la Parroquias hay muchos grupos y actividades: Catequesis, Tiempo Libre, preparación a la Confirmación, Cáritas, Servicio de Limpieza, Ayuda a Enfermos, etc . También a eso nos llama Jesús y muchos podemos colaborar. No vamos a defraudarle, vamos a seguirle, vamos a colaborar para que se extienda su Reino y todos vivamos felices y en paz. -
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