RESUCITADO
la película Resucitado parte de los relatos
neotestamentarios, para crear un personaje de ficción, el tribuno
Clavius, que recibe el encargo de Poncio Pilato de velar por la
seguridad en el proceso de crucifixión y sepultura de Jesús, el
Nazareno, y evitar cualquier tipo de alboroto popular, en vísperas de la
visita del emperador a Galilea. Todo parece controlado hasta que Jesús
desaparece del sepulcro. Clavius empieza a investigar y a interrogar a
testigos y discípulos de Cristo, y se encuentra con que la versión más
difundida es que el cuerpo no ha sido robado, sino que Jesús ha
resucitado y está vivo. Clavius, cada vez más presionado por Pilato,
decide averiguar la verdad al precio que sea.
La película, que recuerda bastante a aquella de Damiano Damiani, Una historia que comenzó hace 2.000 años, de 1987, está dirigida por Kevin Reynolds, un singular director al que debemos películas tan dispares como Tristán e Isolda, Rapa Nui o Waterworld. Aunque la puesta en escena es comercial y convencional, con actores de segunda línea, y con un aire general de déjà vu,
la película tiene aciertos indiscutibles. Por un lado, no plantea
ninguna duda sobre la historicidad de la Resurrección de Cristo. Lo
presenta como un hecho tan real como desconcertante para el escéptico
Clavius, que aunque no sabe qué explicación racional dar al suceso, sí
que tiene una certeza, y es que él ya no es la misma persona desde que
se encontró cara a cara con Cristo. Clavius es un testigo de excepción
de los orígenes del cristianismo, presentado como una frágil comunidad
de amigos, desbordados por la Resurrección de su Maestro. Se subraya la
caridad entre los apóstoles y la explicitud de la alegría y del mensaje
del amor.
Respecto a los personajes, ciertamente los apóstoles parecen un poco
naíf, pero su gozo por el Resucitado está muy bien reflejado; Pilatos
está más estereotipado que el que nos ofreció Mel Gibson, y María
Magdalena no tiene la fuerza de la Cucinotta en la miniserie homónima.
Sin embargo, el conjunto funciona, quizá por la sobriedad sugerente de
Joseph Fiennes en el papel de Clavius, aunque no hubiera estado mal un
mayor desvelamiento de su camino interior. Para el papel de Jesús, el
director rompe con la iconografía más tradicional y elige un actor de
facciones duras, el maorí Cliff Curtis, que probablemente cuadra más con
la imagen de la Sábana Santa, que tiene su propio protagonismo en el
filme.
En definitiva, aunque está lejos de las grandes películas sobre Jesús, Resucitado
es muy estimable en su planteamiento esencial, muy desinhibida en su
presentación no moralizante del hecho cristiano, y sin complejos ante la
mentalidad dominante positivista y racionalista. Cualquiera que se
identifique con el personaje de Clavius, un hombre moderno
aunque religioso –reza a Marte a diario– no podrá evitar preguntarse
seriamente por la verdadera naturaleza de Jesús, el Nazareno. Por fin,
una película típica de Semana Santa.
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